La teología no nos hace más santos, al contrario, nos hace ver que somos más inmundos, indignos e inmerecedores de su gracia y que por ende necesitamos más y más de ese Dios que es Santo, Santo, Santo. Tanto así que, Isaías 64. 6 nos dice que:
Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros.
Cuando mostramos nuestros actos de justicia,
no son más que trapos sucios.
Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos,
y nuestros pecados nos arrasan como el viento.
En otra versión dice que aun nuestras mejores obras son como un trapo sucio.
Mi consejo en este breve comentario sobre la motivación a conocer más de Dios es, que escudriñemos su Palabra cada día más y con mayor profundidad, pues a medida que más le conozcamos, más anhelaremos ser moldeado y transformados por la obra redentora de Cristo y de su carácter en nuestras vidas; recuerde que toda la Escritura es inspirada por Dios y que es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto, para que el siervo de Dios esté listo y completamente capacitado para toda buena obra según
2 de Timoteo 3. 16, 17.
Y les dejo con una hermosa frase de regalo que involucra un profundo deseo y accionar, como dice aquella canción que interpreta el cantante cristiano Danny Berrios:
Señor yo quiero ser como tú, porque él quiere ser como yo.
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